lunes, 8 de noviembre de 2010

El calor de sus manos.


Su cuerpo delgado y excitante se encontraba ante mis manos frías y dudosas, todas las explicaciones ya invalidas no podían hacerse cargo de todo lo que en mi mente ahí deseaban; pero mi corazón latía a una frecuencia completamente diferente que terminó por dominar al resto de mi cuerpo, ella era nadie, ella era todo, ella me lastimaba, ella me amaba.

Súbitamente como todo en mi surge darle una pizca del cariño que le debo a este mundo redentor padre de todas mis hazañas, todas ellas sin alma ni proceder, sin ello por no tener sentido en lo mas mínimo; la locura consume como carbón en llamas a la suave y siempre inflamable cortina de mis intentos e inocencia.

Quisiera ahora despertarte pero ya sabes que triste sería eso, ahora debes recibir de quien se encuentra detrás de todos nosotros, una gran y poderosa arma capas de quitarte la sucia vida para darle a tus arterias un nuevo y mejor significado, la vida misma. Los pies cansados, las manos hinchadas, las cargas malditas infectando tu ser desde lo profundo de la piel ahora encuentran alivio en Él.

Baila conmigo, desde la posición privilegiada de tus pies puedo danzar al ritmo de las energías, al ritmo de las energías sucias que como gracia divina intento y logo apartar de tu amor; las arranco, las moldeo, las respeto y las entrego, no me pertenecen, porque este ya no soy yo, entrégate a sus manos, entrégate a los labios, entrégate a tu pecho, tu cien; olvida esta noche lo olvidado.

Ahora baja del cielo toda la luz que ahora mis ojos ven en ti, es gracia de dioses este trabajo que me ha tocado presenciar, amor no despiertes aún, tu conciencia nos estorbaría ahora, por favor deja a tu parte mas elemental descasar lejos y fuera de aquí.

Te amo y aprecio, te adoro y te beso, te intento y te dejo ser libre, te espero aquí, te busco donde sea, no creo poder olvidar, sabrás donde besarme.

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